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El Arte Preguntar


Cada vez creo más en el poder de las palabras, pero más aún, en el valor de las preguntas… Nacimos o hemos sido educados con miedo a equivocarnos, al menos yo, al miedo a ser vistos como ignorantes ante el hecho de querer oír una completa versión de algo, a que es mejor suponer que dejar hablar, a creer que leemos la mente de los demás, a que además, es súper importante tener la razón…

 

Puede sonar exagerado, salido de no sé dónde, hasta blasfemia, pero sí creo que hay un libro que me cambió mucho, no sé si la vida, pero sí mi forma de pensar y del “approach” que tengo hacia la comunicación. Como todo, hay que practicarlo, pero definitivamente, es mejor preguntar antes de hablar, mucho menos de suponer.

 

Hace poco tuve una situación con una persona que se me acercó a pedirme un consejo. Ella venía cargada de argumentos para defenderse ante una supuesta acusación a su nombre. Lo primero que hago es preguntarle si está segura de dicha acusación, porque según yo, el punto de partida debía ser desde la verdad, y no desde la especulación. La respuesta que yo necesitaba era tan sencilla como un sí, o un no… Pero por alguna razón, una pregunta de esas es un detonante del orgullo ajeno, hace que el otro se sienta que está faltando a su verdad y criterio. Y no es eso, no es personal, es el sencillo y simple proceso de verificar, de saber que si voy a invertir mi energía en algo, que sea que estoy partiendo desde una base real y no imaginaria.

 

Recibí una mirada rayada cuando quise preguntar, porque podía hacer de todo menos poner en duda su criterio. Finalmente, sí hubo acusación, pero la infinita lista de la defensa no se necesitó. Igual, todo esto me pone a pensar…

 

Preguntar: la clave para conocer y ser conocido

En la cotidianidad de nuestras conversaciones, nos acostumbramos a exponer siempre nuestros pensamientos, sin dar espacio para que el otro se exprese, limitando la posibilidad de conectar genuinamente con los que nos rodean. Debemos saber que detrás de cada pregunta, está el interés genuino de entender al otro, de descubrir otras realidades diferentes a las nuestras y ¿quizá pueda cambiar o complementar nuestra forma de pensar?

 

No encuentro una herramienta más eficaz para saber lo que otro piensa, lo que el otro siente, lo que lo mueve, lo que le molesta, lo que le gusta, lo que esconde cada uno detrás de la cara que siempre vemos pero que inundamos con nuestras voces. La empatía nace del escuchar y ser escuchado, y es desde ahí desde donde nacen las verdaderas conversaciones, las otras, son más conocidas como monólogos, que sin duda entretienen, pero definitivo, no conectan.

 

Callar para escuchar, sin esto no hay nada

Esta sí que es complicado, a veces caemos en situaciones tan sencillas como completar frases. No-no, ¡y es en una que caigo muchísimo! Pero la verdad es que nunca sabemos cuándo lo que nos están contando puede cambiar de rumbo, y creer que ya sabemos en lo que va a terminar cada frase indica que estamos analizando más nuestros propios pensamientos que dedicando ese espacio a escuchar de verdad. Guardar silencio hasta el final, poner atención a todos esos detalles, a respetar ese momento en el que el que tenemos al frente se esfuerza por sacar lo que tiene en sus entrañas… se trata de él, que después se tratará de nosotros.

 

Preguntar definitivo representa un acto de valentía, es dejar a un lado el orgullo, un acto de humildad, de aceptar que no lo sabemos todo y que estamos dispuestos y abiertos a aprender. Si no es a aprender, a conocer la situación de la que se está hablando, se trata muchas veces de buscar hechos y no opiniones, que muchas veces nos nublan y no nos dejan ver la realidad, a no anticiparnos, a tomar una pausa, a respirar y a intentar verlo todo tal y como es. Preguntar es un arte, uno de esos que

 

 

P.D. También uso mucho las preguntas educando a las niñas, pero ese ya es otro capítulo aparte. Por ahora, recordando ese momento en el que me abrieron los ojos, en el que sabía que solo debía preguntar y soltar, que yo me encargo de lo que me corresponde, y que cada uno al final, se encarga de lo suyo.









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