Cuántas veces no hemos oído esta palabra que en realidad tiene tanto significado, sin saber de pronto, toda la magia que se esconde dentro de ella? Seguramente, muchos hemos tenido una primera vez en común, ese primer día de clase de yoga. Llegamos sin saber y sin esperar, y al sentarnos nos dicen: namasté. Por imitación, todos lo hacemos, y bueno, como es al principio y también al final, juntando las manos, cerrando los ojos, llevándolas al pecho, haciendo una reverencia, diciendo “Namasté”, hemos podido descifrar que se trata de un saludo y/o una despedida, o hemos podido pensar que es una forma de agradecer- o todas las anteriores! Habremos también inferido que su lengua es el sánscrito, pues todas las posturas de las que nos hablan en clase son en la misma lengua, que es la de los textos sagrados y algunos llaman: la lengua sagrada.
¿Y cómo está compuesta esta palabra? No hablemos de sílabas sino de dos términos: “namas” que corresponde al saludo, cuyo significado original viene de inclinarse, postrarse. Por otro lado, el sufijo “te”, así como en español, se refiere a las personas, en ese caso, se referiría a ti. Te saludo/me inclino - hacia tí, o te saludo, o te reverencio, o me inclino hacia tí.
Pues resulta que es una mezcla de todo, se usa para saludar, para despedirse, y para agradecer, también es una forma de mostrar respeto.
Pero hay todavía más… Porque cuando decimos “namasté”, hay un concepto más profundo relacionado a la divinidad que hay dentro de cada uno, volviéndolo algo como: la divinidad que está dentro de mí saluda la divinidad dentro de tí, o el espíritu dentro de mí saluda/honra/respeta el tu espíritu/corazón/alma/esencia/ser.
Entonces llegamos a la conclusión que son unas palabras muy poderosas, porque estamos saludando desde nuestra divinidad hacia otra divinidad, lo que quiere decir que estamos reconociendo otra divinidad! ¿Cómo es entonces? Usualmente, ponemos las manos en posición de gesto de oración (juntando las palmas) y desde el centro del pecho que es donde está el tercer chakra, el del del corazón (anahata), o de la frente donde está el sexto chakra (ajna) o el tercer ojo, cerramos los ojos, nos inclinamos y, podemos pronunciarlo o inlcluso se puede obviar el uso de la palabra, el solo gesto ya hace la magia: conecta a ambas personas con su divinidad. En otra ocasión hablamos del “mudra”, esta se refiere a la posición de las manos en forma de oración, pues también tiene su significado y está estrechamente ligado a este saludo.
Así que ya sabes, la próxima vez que pronuncies y/o te saluden con esta palabra, junta las palmas de las manos, llévalas al corazón (o a la frente), cierra los ojos y siente la conexión con la esencia del otro ser, sé consciente de la divinidad de su espíritu y además, siente cómo reconocen esta misma divinidad dentro de tí... Namasté🙏🏻
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