Cuando todavía nos faltan razones, ¡aquí hay unas cuántas!
Para nadie es un secreto el bienestar que genera el movimiento, la actividad física en general. Y no hay que estudiar medicina para saberlo. Hay muchas cosas, como esta, que no necesita evidencia científica ni médica pues el cuerpo y la mente lo dicen todo! También me atrevo a decir que es válido generalizar, porque es definitivo que al que le gusta, le sabe y a casi todos nos pasa lo que les voy a contar. Y como todo, correr puede ser un gusto aprendido, algo parecido al gusto por las anchoas, la berenjena, las ostras, el apio y el pimentón (la lista es larga pero aquí ya me entendieron de qué les hablo), que la primera vez uno como que uffff, saca la ropa, se baña, se viste, se echa las cremas, bloqueador, gorra y pa la calle, sale uno con cara de "lo tengo todo bajo control" y todavía no ha corrido ni el primer kilómetro. ¿Kilómetro? ¿Cuánto es eso? La verdad no tengo ni sé cómo se manejan esos relojes, midamos mejor el tiempo... Y sale uno, y a la media cuadra ya está con la lengua afuera.
Las voces internas empiezan: en qué me metí, me debí haber quedado en la cama- de hecho estaba deliciosa, y con este friecito, claro, es el clima!, yo creo que esta no es la hora, es más, creo que fue que me faltó sueño, aaah no, la comida de anoche estuvo pesada! En fin, una cantidad de excusas (todavía pasan por mi cabeza a veces cuando madrugo) que aunque quieren hacer mucho ruido, son vencidos por el no dejarse vencer de uno mismo.
Entonces aquí viene el primer beneficio (ojo, no soy médica ni nada de eso, todo esto viene desde la experiencia): correr nos hace superarnos a nosotros mismos. Tendríamos que decir mentiras para decir que una vez corremos, no queremos hacerlo mejor que la vez anterior. Esto se puede medir de muchas formas: hoy me sentí mejor que ayer, hoy me demoré menos que ayer, hoy pude llegar más lejos que ayer, esa loma del otro día hoy no me pareció tan dura… Y vamos acumulando estas pequeñas sensaciones que van llenando el tanque de la confianza, que MUY seguramente, nos tendrá enganchados a siempre, ser mejor que ayer.
El segundo: correr nos hace sacar nuestra mejor versión. Claro, para correr se necesita la mejor actitud, como tooooodo en la vida. Aquí no hay opción, o corre uno con la mejor versión, o no corre. Eso tibio no funciona…
El tercero: correr nos hace más fuertes mentalmente. No hay quién lo contradiga. Cuántas veces no sentimos que llegamos a ese límite donde definitivamente NO HAY más gasolina, donde el cansancio es tal que hay que pedir un taxi y es YA! Pero hay algo ahí adentro (además del amigo que le dice a uno dale, otro ratico más que ya casi acabamos- lo mejor que le puede pasar a uno en la vida es correr en equipo) que te dice dale, vamos, ya casi llegamos, y aunque matemáticamente sabemos que falta mucho decimos listo, otro poquito más. Y así pasan los segundos, los minutos y los kilómetros, te concentras con el ritmo de tu pisada y cuando menos piensas, has llegado! ¿Que qué? Pero si yo quise rendirme hace mucho (segundos, minutos, pasos, kilómetros…), en qué momento y de dónde saqué la fuerza para llegar hasta aquí? Sí, la mente se hace más fuerte. A medida que vamos rompiendo esas barreras mentales, nos vamos dando cuenta que los límites que creemos nos amarran, a veces son invisibles, y que moverlos sólo depende de nuestra capacidad de seguirlo intentando.
La cuarta, correr nos hace más creativos. Y aquí sí me gustaría saber a quién más le pasa, y que me regalen unos comentarios aquí abajo. ¿No les pasa que corriendo se les ocurren ideas maravillosas? ¿No les pasa que corriendo logran resolver problemas a los que han dado vueltas y vueltas y que antes parecieran sin solución? Estoy segura que no soy la única. Y esto se debe a que cuando corremos y nos concentramos en nuestros cinco sentidos (también se logra corriendo en equipo), nos conectamos con ese silencio interior que se alinea con el ritmo de la respiración, las pisadas, las brazadas, y todo empieza a fluir.
Y la quinta, ¿si será necesaria? Si en lo que hemos hablado aún no encontramos razones para correr, vámonos por lo clásico: correr mejora el estado de ánimo (por las hormonas que liberamos cuando nos ejercitamos), nos relaja la mente, nos da confianza, nos hace sentir que tenemos control sobre nuestras vidas, nos ayuda a regular el sueño, mantiene y mejora el estado físico, nos hace fuertes físicamente, y nos alivia el estrés.
Tonces qué, ¿corremos?
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